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El Plebiscito Nacional de 1988 fue un referéndum realizado en Chile el 5 de octubre de 1988, durante el Régimen Militar. Este plebiscito se realizó en aplicación de las disposiciones transitorias (27 a 29) de la Constitución Política de 1980, para decidir si Augusto Pinochet seguiría como presidente del país hasta 1997. El resultado fue de 44,01% por el «Sí» y 55,99% por el «No». El universo electoral habilitado para votar ascendió a 7.435.913 personas.
El triunfo del «No» significó, conforme a las disposiciones transitorias de la Constitución, la convocatoria de elecciones democráticas conjuntas de presidente y parlamentarios al año siguiente, que conducirían al fin de la dictadura y el comienzo del periodo conocido como transición a la democracia.
Origen del Plebiscito
La Constitución Política de 1980 estableció un periodo transitorio, que se extendía desde su entrada en vigencia, el 11 de marzo de 1981, hasta el término del mandato presidencial de Augusto Pinochet de ocho años, establecido nominativamente por ella (disposición transitoria decimocuarta).
En conformidad al texto constitucional, con al menos noventa días de anticipación a la fecha en que debía cesar en su cargo, es decir, el 11 de marzo de 1989, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y el General Director de Carabineros, o a falta de unanimidad de ellos el Consejo de Seguridad Nacional integrado además por el Contralor General de la República, debían proponer al país una persona para ocupar el cargo de Presidente de la República durante el periodo siguiente, sujeto a la ratificación de la ciudadanía mediante un plebiscito (disposición transitoria vigesimaséptima).
Los efectos del resultado de dicho plebiscito serían las siguientes:
Si ganaba la opción «Sí», es decir, se aprobaba el candidato propuesto, el Presidente así electo asumiría el cargo el mismo día en que debía cesar el anterior y por un periodo de ocho años, entrando en plena vigencia las normas permanentes de la Constitución, salvo en lo siguiente: nueve meses después se debía convocar a elecciones generales de senadores y diputados y, en el intertanto, la Junta de Gobierno seguiría ejerciendo la función legislativa, hasta la instalación del Congreso Nacional. Esta se realizaría tres meses después de la convocatoria a elecciones parlamentarias.
Si ganaba la opción «No», es decir, no se aprobada el candidato propuesto, el periodo presidencial de Augusto Pinochet se prorrogaría por un año más, al igual que las funciones de la Junta de Gobierno, y vencido dicho plazo tendrían plena vigencia las normas permanentes de la Constitución. Para esos efectos, noventa días antes de la expiración de la prórroga del mandato presidencial, se debía convocar a elección de Presidente de la República y de parlamentarios.
La campaña
Por primera vez en la historia nacional, se realizaron franjas televisivas para ambas posiciones políticas. A un mes del referendo, el 5 de septiembre a las 23:00, aparecieron los primeros spots, de 15 minutos cada uno.
Al poco tiempo se notó la superioridad técnica de la franja del «No». La franja de la oposición superaba en todos los aspectos a la del «Sí», en producción, contenido y mensaje. Por ello, el ministro del Interior Sergio Fernández, admitiría posteriormente: "Los resultados (de la campaña) fueron lamentables. Al cabo de muy pocos días nadie pudo ignorar la evidente superioridad técnica de la franja del No», mejor construcción argumental, mejores filmaciones, mejor música. Su melodía característica, en torno a la frase "La alegría ya viene", era tan pegajosa, que hasta los creativos de la Campaña del Sí en sus reuniones de brainstorming la tarareaban inconcientemente".
El logotipo de la Concertación era un arco iris, que buscaba simbolizar la unión de todos los aspectros políticos opositores y el deseo de un futuro mejor. A pesar que la campaña presentaba crudos relatos de las violaciones de los derechos humanos, la campaña tenía características positivas, tratando de resaltar que el triunfo del «No» no implicaría el regreso al caos que habría existido en el país durante el gobierno de Salvador Allende.
Por otro lado, el «Sí» planteaba por una parte una estrategia centrada en resaltar la crisis ocurrida durante el gobierno de la Unidad Popular, al tiempo que trataba de mostrar un rostro democrático y amable del General Pinochet, que era visto como un militar rígido y severo. Con jingles y canciones alegres se mostraban a los músicos y personalidades famosas más importantes de la década de 1980, además de resaltar los progresos económicos ocurridos durante el gobierno de Pinochet.
Los comandos políticos también movilizaron a las masas: el día 22 de septiembre el «No» dio inició a la "Marcha de la Alegría", que completó 10 días con cientos de miles de personas en interrumpidas manifestaciones y concentraciones, partiendo desde Arica y Puerto Montt para converger en Santiago. El «Sí», en tanto, respondió el día 2 de octubre, al día siguiente de la llegada de la marcha a Santiago. Con esos dos actos terminó oficialmente la campaña.
Dentro de las causas que motivaron a la mayoría a votar «No», según una encuesta del CEP realizada en esa época, primaba la mala situación económica (72%), más que los derechos humanos (57%), debido al 20% de cesantía que existió durante la dictadura, y la mala distribución del ingreso, que explicaría por qué, en medio del aparente auge económico, se dieran estos argumentos.
El 5 de octubre
Los rumores de un eventual boicot al plebiscito comenzaron a tomar fuerza debido a un extraño apagón ocurrido en la noche del 4 de octubre. Días antes, incluso los gobiernos del Reino Unido y Estados Unidos estuvieron al tanto de una posible suspensión del referendo, los que se contactaron con Pinochet, el que prometió reconocer los resultados de la votación. Esa noche del Apagón Nacional, Radio Cooperativa canalizó la información desde el momento en que comenzó el Apagón.
En la mañana, una tensa calma predominó en las más de 22.000 mesas abiertas a lo largo del país, parar recibir a los más de 7.435.913 votantes. Pinochet vota en la mesa ubicada en el Instituto Nacional a las 10:10 horas. Diez minutos después, el subsecretario del Interior, Alberto Cardemil entrega el primer informe desde el Edificio Diego Portales, donde se ubicaba el centro de cómputos del Gobierno: 8.000 mesas estaban constituidas a esa hora. Dicha información comienza a preocupar a la Oposición, pues sus reporte contienen cifras muy superiores al 40% de mesas que ha informado Cardemil. Una hora después, el Gobierno informa que un 75% de mesas abiertas y el Comando del No responde con cifras superiores al 90%.
Ya en la tarde, comienzan a existir problemas en los centros de votación, al producirse enormes aglomeraciones, que impide entrar a los locales para poder sufragar. La Concertación presiona al Gobierno para que se realice una votación normal. La situación se normaliza cerca de las 15.00. Hacia las 16.00, la mayor parte del país ha votado y regresa a sus casas esperando los cómputos y con cierto temor, por los rumores de posibles ataques terroristas de grupos de extrema izquierda o de algún levantamiento de las Fuerzas Armadas.
A las 16.30, el subsecretario Cardemil se dirige al Palacio de La Moneda para informar a Pinochet de los primeros cómputos. Dos horas después, el Comité por las Elecciones Libres, cercano a la Concertación y dirigido por Eduardo Frei Ruiz-Tagle informa que, sobre la base del 10% de los sufragios que han sido contabilizados, el «Sí» obtiene el 32% de los votos, frente al 58% del «No».
Sin embargo, a las 19.30, Cardemil entrega el primer informe oficial al país: el «Sí» obtenía un 58% frente al 42% del «No», en base a un total de 72 mesas escrutadas. Los miembros de la Concertación comienzan a creer que sus temores de una eventual manipulación de los resultados se estaría haciendo realidad. La tardanza en la entrega de resultados hace que el portavoz del Comando del No, Genaro Arriagada acuse al Gobierno de retener las cifras.
Los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y Carabineros son informados por sus subalternos de que el «No» está derrotando al «Sí» en las mesas, lo que obliga a que éstos pidan una reunión con Pinochet, el cual la rechaza.
A las 21.00, Arriagada anuncia los cómputos que posee su comando: el «Sí» supera el 41%, mientras el «No» obtiene el 58,7% de los votos. Ante las cifras, algunos jóvenes salen a celebrar a las calles, siendo reprimidos por Carabineros, mientras un General de dicha institución ordena el desalojo inmediato de las dependencias del Comando del No.
Una hora después, el subscretario Cardemil entrega un nuevo cómputo, esta vez en base a 677 mesas: «Sí», 51,3% y el «No», 46,5%, además anuncia que el siguiente cómputo será entregado a las 23.15. En tanto, el Comité por las Elecciones Libres entrega un nuevo informe, en el cual el «Sí» obtiene un 44,6% frente al 55,2% de la opción «No». Mientras, la Dirección Nacional de Comunicación Social (Dinacos) recibe a esa misma hora, la orden de clausurar inmediatamente cualquier transmisión radial o de televisión que convoque a una celebración por la victoria del «No».
A las 23.00, Cardemil se reúne con el General Pinochet, informándole que el «No» posee más del 53% de los votos hasta ese momento, lo que ya es irremontable. A su vez, Arriagada entrega un nuevo cómputo, con un 40,2% para el «Sí» y un 57,8% para el «No». Diversos personeros de Renovación Nacional hablan con Cardemil, miembro de ese partido, y le informan que ellos no están dispuestos a involucrarse en un desconocimiento de los resultados.
Sergio Onofre Jarpa, presidente de Renovación Nacional, debía participar en un programa que analizaría los resultados del plebiscito, junto a Patricio Aylwin en Canal 13 a las 22.00, pero la demora de los resultados atrasaba el programa, que se fijó finalmente para la medianoche. Jarpa, temeroso de enfrentarse sin datos a Aylwin, que iba a entregar los datos de la Oposición, se contacta con Cardemil, diciéndole: "¿Usted no se va a prestar para ninguna lesera, no?" (refiriéndose a seguir retrasando cómputos). Cardemil le informó que el «Sí» iba perdiendo, pero que aún faltaban contabilizar los votos de las mesas de las mujeres santiaguinas.
Jarpa asumió entonces, que habían sido derrotados y se dirigió a Canal 13 a dar dicha información, corroborada con los datos que portaba Aylwin. Comienzan las celebraciones de los partidarios del «No», mientras La Moneda es acordonada.
A las 00.18 del 6 de octubre, Pinochet se reúne con sus ministros y les informa: "Señores, el plebiscito se perdió. Quiero sus renuncias de inmediato. Eso es todo". Una hora después, finalmente se reúne con los miembros de la Junta de Gobierno. En su paso hacia el Palacio de La Moneda, el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile, Fernando Matthei le dice a los periodistas: "Tengo bastante claro que ha ganado el No, pero estamos tranquilos". Las declaraciones del General Matthei, fueron captadas por Radio Cooperativa a la 1.03 del 6 de octubre de 1988.
En dicha reunión el ministro Sergio Fernández habría reconocido la derrota y expresado que el alto porcentaje obtenido era de cualquier forma motivo de orgullo, a lo que el General de la Fuerza Aérea habría respondido con un irónico "¿Y por qué no traemos champaña para celebrarlo?".
Según lo que ha dicho Matthei en sus memorias ("Matthei, mi testimonio"), Pinochet les habría entregado a los miembros de la Junta de Gobierno un decreto por el cual él asumiría todo el poder para no reconocer los resultados del plebiscito. Esto habría enfurecido a los miembros de la Junta, especialmente a Matthei, el cual afirma que rompió el acta con sus propias manos. "Después de eso, y sin insistir en el acta, el Presidente nos informó que se iría a descansar por unos días fuera de Santiago y se dio por terminada la reunión", termina de contar Matthei en su libro. En ese momento, el jefe del Estado Mayor sufre un infarto debido al acalorado enfrentamiento entre los líderes castrenses. Después de la reunión, Pinochet acepta la situación y ordena publicar el tercer cómputo.
Anecdóticamente, se recuerda que Televisión Nacional de Chile transmitía Popeye, el marino y Canal 13, El Correcaminos, en vez de informar sobre los diversos sucesos que ocurrían en el país debido a la falta de información oficial. Finalmente, a la 2 de la madrugada, el subscretario Cardemil aparece ante los medios y anuncia los cómputos finales: el «Sí» obtiene un 43%, frente al 55,7% del «No».
En la mañana del 6 de octubre, miles de chilenos salen a las calles a celebrar la victoria del «No» en sus respectivas ciudades: en Santiago principalmente en la Alameda del Libertador Bernardo O'Higgins. Durante esa noche, Pinochet entrega un informe en que reconoce la victoria del «No» y que continuará el proceso trazado por la Constitución de 1980. Ese mismo día, la Concertación le informó al Papa Juan Pablo II que Chile ha retornado a la Democracia.